La ronda fue creada en 1903 por iniciativa de un periodista de L’Auto, antecesor de L’Equipe. Del color de sus páginas viene el maillot amarillo. Se ha disputado ininterrumpidamente hasta el día de hoy, a excepción de los parones obligados por las guerras mundiales (1915-18 y 1940-46). Ahora el Tour es todo un símbolo nacional, pero en sus inicios no era bien visto por la población francesa. En la edición de 1905 alguien puso clavos en la carretea, lo que provocó el abandono de muchos ciclistas debido a que no existía la asistencia en carretera. De hecho, sólo podían utilizar una bicicleta en todas las etapas.
20 kilómetros le distanciaban de ser el primer africano en vencer una etapa en el Tour. Un aficionado le ofreció una botella al argelino y, dado el insoportable calor que estaban sufriendo, no dudó en aceptarla y beber de ella. Para su desgracia, contenía vino en lugar de agua. Las altas temperaturas, el agotamiento y sus creencias musulmanas que nunca le habían permitido tomar alcohol provocaron su desfallecimiento. Quedó inconsciente a la sombra de un árbol y de nada sirvieron sus esfuerzos por regresar, desorientado y sin fuerzas, a la carrera. Finalmente se le llevaron en ambulancia hacia Nimes.
Era la duodécima etapa. El tulipán defendía el maillot de líder cuando se precipitó por un barranco. Tuvo la suerte de que varios fueron testigos del accidente. Pudieron rescatarlo atando cubiertas de ruedas de repuesto, pero fue imposible devolverle a la carrera. En Pontiac estuvieron muy astutos y sacaron partido de aquello en forma de publicidad. La marca de relojes patrocinadora del equipo para el que corría el holandés utilizó la imagen del ciclista en el suelo y sus palabras: «Caí a setenta metros de profundidad. Mi corazón se detuvo, pero mi Pontiac siguió funcionando«.
Era la primera participación de «El Lechuga» en la ronda gala. Coronó el Col de Romeyère con 14 minutos de ventaja y, una vez allí, decidió bajarse de la bicicleta y esperar. Los aficionados no creían la escena, menos aún cuando cogió helado de un puesto ambulante para tomárselo sentado allí. Lo cierto es que aquel descanso era una parada que el toledano realizó para esperar al coche de asistencia. Consideró que bajar el puerto con dos radios de la rueda trasera rotos no era la mejor idea. Finalmente el protagonista fue alcanzado y no pudo lograr la etapa. La prensa, que no conocía los verdaderos motivos de su parada y ese refrescante helado, tildó al escalador de prepotente y orgulloso.
Jacques Goddet, director de carrera, fue informado de que Charles de Gaulle estaría presenciando la etapa a su paso por Colombey les Deux Églises. Hicieron lo propio con los ciclistas y una vez allí, en la localidad natal del general, el director ordenó parar. Los corredores más importantes (Nencini, Graczyk y Darrigade entre otros) ocuparon las primeras filas y estrecharon la mano con el entonces presidente de la República. «Estoy confuso, el Tour se para por mí», comentó a su esposa.
Todo sucedió en el Mont Ventoux. Allí finalizaba la etapa que Simpson quería utilizar para asaltar la general. Pero la debilidad mostrada en los días anteriores también fue protagonista en aquella fatídica jornada. El corazón del corredor dijo basta. Inicialmente la versión oficial de su muerte relataba una deshidratación y un golpe de calor. Después se supo que la muerte se debió al dopaje, concretamente a la ingesta de anfetaminas mezcladas con alcohol. Esta droga no le permitió conocer que había llegado a su límite y el alcohol, además de producir una nefasta combinación con el calor y el sobre esfuerzo propio del puerto francés, aceleró la deshidratación. Aquella escena del británico tambaleándose fue vista en directo por todo el mundo, y significó un cambio radical de la lucha antidopaje en la UCI. En 1968 se erigió un monumento al ciclista. A 3 km de meta, donde dejó de pedalear para siempre.
Aquella gran vuelta fue testigo de un despiste impropio, difícil de ver incluso en una carrera amateur. Era el prólogo y todo el mundo del ciclismo estaba pendiente de quien debía defender el título de campeón. Él único despistado era él, quien se presentó en la salida 2:40 minutos más tarde de lo establecido. «Me encontré con Thierry Marie durante el calentamiento y estuvimos charlando sobre cómo era el trazado. Le dije ‘Thierry, me voy que llego tarde’ y sí, llegué tarde«, recordaba Perico en MARCA años después. El segoviano hizo un gran tiempo en aquella contrarreloj de Luxemburgo. Fuera de su error tan sólo cedió 14 segundos con el vencedor de la etapa (Breukink). Fue capaz de lograr ser tercero en la clasificación general de esa edición.
El ciclista italiano ya se veía ganando en Alpe d’Huez. Encaraba en solitario el último kilómetro cuando un energúmeno se puso en el camino para sacarle una foto. No consiguieron esquivarse y ambos acabaron en el suelo. Aunque perdió unos 15 segundos en la caída, logró 21 de ventaja en meta sobre Pavel Tonkov y así ganó su primera etapa en una vuelta grande. Giuseppe Guerini repitió victoria en 2005 y bromeó ante los medios: «Hoy he esquivado al fotógrafo». Aquel aficionado quedó bautizado para siempre como «El tonto de Alpe d’Huez».
El Tour de Francia de ese año sigue recordándose por las disputas internas en Astana. Contador no estaba de acuerdo con las decisiones y veía a los enemigos dentro del equipo: Johan Bruyneel, director, y Lance Armstrong, quien regresaba al ciclismo. La situación llegó al extremo que el pinteño no guardaba la bicicleta con el resto, sino que lo hacía en la habitación de Faustino, su mecánico. Tampoco se fiaba de la comida. Más tarde Bruyneel ha declarado en varias ocasiones que todo se trataban de obsesiones del corredor. Lo único seguro es que el ciclista español era el mejor por entonces, y como tal se vistió de amarillo en París ese año.
Una de las escenas más inverosímiles de esta vuelta ciclista se dio, precisamente, sin la bicicleta. Porte y Mollema esquivaron el frenazo de una moto oficial, pero el protagonista no tuvo esa suerte. Después éste, nervioso por mantener la indumentaria amarilla, decidió continuar su camino corriendo. Logró llegar a meta en bicicleta, lo que inicialmente no le sirvió para mantenerse en el liderato de la general. Los comisarios hicieron como válidos los tiempos previos al accidente y Froome salvó ese día. Acabó ganando ese Tour.
FUENTE: Marca.com